Salsas rápidas para
ensaladas
Aliñar una ensalada no es complicado. En general,
con tres ingredientes básicos como el aceite, el vinagre y la sal podemos hacer
unas vinagretas muy agradables, y variadas, gracias a la diversidad de
productos que se comercializan hoy día. Existen muchas opciones para aderezar
las ensaladas; casi todas son económicas, prácticas y fáciles de preparar, de
modo que la elección entre unas y otras es una cuestión de gustos. En este
artículo se reseñan cinco salsas rápidas y sabrosas para aliñar las
ensaladas: desde las clásicas vinagretas y mayonesas, con sus variantes, hasta
otras agridulces, de queso o de yogur.
1. Vinagretas, un aliño clásico con muchas
posibilidades
Para aliñar ensaladas, la salsa más utilizada es la
vinagreta. Por lo general, acompaña ensaladas con una base de hojas (lechugas,
canónigos, escarolas, achicoria, rúcula, etc.), que además contienen otros
vegetales (cebolletas frescas, espárragos, tomates, pimientos), elementos
proteicos (como huevos, pescados en conserva o ahumados) e incluso algún toque
frutal. Sus proporciones son tres medidas de aceite por una medida de vinagre y
una pizca de sal. La vinagreta es una emulsión inestable, ya
que el aceite y el vinagre tienen densidades diferentes y, si se deja en
reposo, estos ingredientes se separan. Por ello es necesario batirla
justo en el momento de aliñar -ya sea en un bol o en un vaso-, de
manera que forme una crema uniforme.
Con las vinagretas simples (aceite,
vinagre y sal) podemos jugar con los diversos aceites, vinagres y tipos de sal que existen en el mercado. Pero
también podemos preparar vinagretas guarnecidas, que contienen
elementos sólidos, como cebolla, ajo, pimientos o trocitos de frutas. La piña, la manzana, la mandarina,
la naranja, las cerezas y las fresas van muy bien, al igual que los frutos desecados y los frutos secos, como
avellanas, nueces, uvas pasas, ciruelas pasas, etc. Para ensaladas más
sofisticadas, podemos
emplear elementos marinos como coral de erizo o de bogavante, huevas de salmón
o trocitos de marisco.
2. La mayonesa y sus variantes, tradición y distinción
Otra salsa básica que nos sirve como base de muchos
aliños para ensaladas es la mayonesa. Se trata de una elaboración básica en la
cocina tradicional, aunque en la actualidad apenas se elabora en casa por temor
a la contaminación alimentaria. Sin embargo, si se toman una serie de
precauciones, se puede disfrutar de una estupenda mayonesa casera sin
riesgos. Para
hacerla, tan solo hay que introducir un huevo cascado y una yema de huevo
cruda en un vaso de batidora con unas gotas de vinagre o de limón y una pizca
de sal. Batimos y vamos agregando poco a poco unos 300 ml de aceite de oliva
suave (o aceite de girasol) para que nos quede una fina salsa. Luego podemos
aromatizarla con zumo de frutas o suavizarla con unas cucharadas de puré o
crema de verduras o de setas.
El principal uso de la mayonesa (y sus salsas
derivadas) es la de aglutinar ensaladas de varios de elementos para darle forma
de ensaladilla, desde la tradicional ensaladilla rusa de patata, zanahoria y
huevo cocido, hasta el típico cóctel de marisco con gambas y langostinos
cocidos, trocitos de aguacate y piña, con salsa rosa. Entre lasprincipales
variantes de la mayonesa se encuentran las siguientes opciones:
·
Salsa andaluza. Mayonesa,
puré de tomate concentrado y pimiento morrón picado. Se usa para ensaladas con
trocitos de pescados y mariscos.
·
Salsa tártara. Mayonesa,
alcaparras, pepinillo, cebolleta en vinagre, aceitunas, huevo cocido picado,
puré de anchoas y mostaza de Dijon. Se utiliza en ensaladas con huevos cocidos,
trocitos de pescado en salazón y ahumados.
·
Salsa rosa. Mayonesa,
zumo de naranja, puré de tomate, brandy, salsa Perrins y tabasco. Se emplea en
ensaladas en las que hay ligar marisco con frutas y trocitos de patata.
·
Salsa rusa. Mayonesa,
daditos de langosta cocida, caviar, mostaza y salsa Perrins. En sí, más que
salsa, ya es una exquisita guarnición. Si la colocamos sobre unas hojas de
endibia o de lechuga, junto con unas láminas de manzana, obtendremos una
ensalada muy sabrosa.
3. Salsa de yogur, el punto ácido de la ensalada
Con ayuda de una batidora, mezclamos un vasito de
yogur natural con 4 cucharadas de aceite de oliva, una cucharada de zumo de
limón (o de vinagre), un diente de ajo y una pizca de sal. Esta salsa acompaña
de maravilla a las ensaladas de patata con bacalao, ensaladas con frutos secos y con frutas. Al igual que las
demás salsas, podemos guarnecerla con trocitos de vegetales, de frutas o
encurtidos, para renovar los matices de sabor y de textura.
4. Salsa de queso, el contrapunto de las hojas amargas
Salsas de queso hay tantas como tipos de queso
existen. Se pueden elaborar en frío o en caliente (son muy utilizadas con las
pastas y las carnes), pero para agregar a una ensalada la mejor opción -y más
sencilla- es emplear un queso cremoso o de pasta blanda y
elaborar la salsa en frío. Batimos unos 50 gramos de queso con tres
cucharadas de aceite de oliva, una cucharada de vinagre de sidra (o una
cucharada de sidra sin burbujas) y ponemos a punto de sal. ¡Listo! Ya tenemos
una salsa magnifica para aliñar ensaladas con hojas de fuerte de sabor (como
las de endibias o escarolas, que tienen un sabor amargo). La salsa de queso
suaviza ese gusto.
5. Salsa agridulce, equilibrio de sabores para
ensaladas de la tierra
Hay muchas formas de elaborar esta salsa. En
principio, se trata de conseguir una salsa estable en la que los elementos
dulces de zumo de naranja o de miel se unan y conjunten con elementos agrios o
ácidos, como el zumo de limón o de lima, el vinagre y el aceite. Para elaborar
una salsa agridulce muy sencilla, caramelizamos el zumo de una
naranja con una cucharada de azúcar. Cuando el caramelo esté dorado, retiramos
el cazo del fuego y añadimos 4 cucharadas de aceite de semillas, una o dos
cucharadas de vinagre de arroz y unas gotitas de salsa de soja. Batimos con un
tenedor hasta conseguir una emulsión. Esta salsa está indicada para ensaladas
con elementos cárnicos como trocitos de pollo con setas, o champiñones, o
espárragos trigueros: sabores de tierra que quedan suavizados con el
contrapunto agridulce
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