domingo, 19 de octubre de 2014

Sueldos de crisis.



Liga Nacional de Fútbol Profesional (LNFP)

Sueldo mínimo en Primera: 129.000 euros al año.
  • El convenio colectivo se aprobó el pasado 25 de julio

El BOE recoge hoy el convenio colectivo para futbolistas profesionales que la Liga Nacional de Fútbol Profesional (LNFP) y la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) firmaron el pasado 25 de julio. El documento es similar al de otros convenios, aunque con algunas características especiales, como las vinculadas a primas o cesiones, y un salario mínimo más elevado, en consonancia con los precios del mercado futbolístico.

En concreto, cada futbolista de Primera División tiene derecho a cobrar un mínimo de 129.000 euros al año (64.500 para los de Segunda), que incluye -además de otras variables- un salario mensual de 5.375 euros para Primera y 3.335 para Segunda. Estas cuantías se actualizarán cada temporada con el IPC. Su nómina incluye otras variables como los pluses de antigüedad, las primas por partidos o los derechos de imagen. Los jugadores, además, cobrarán el 15% del precio en el que se valore su cesión a otros equipos.

Como en muchas otras profesiones, los futbolistas tienen 30 días naturales de vacaciones, trabajan siete horas al día -entre entrenamientos,partidos, reuniones- y un día y medio, como mínimo, de descanso. Están obligados, si el club así lo considera, a participar en concentraciones de hasta 36 horas previas a un partido en casa y 72 en los encuentros en campo contrario.

Descansarán los días festivos siempre y cuando no coincidan con el día de partido y los dos anteriores (tres, en caso de encuentros fuera de casa). En todo caso, el convenio establece que se respetarán las Navidades. No se celebrarán encuentros entre el 23 de diciembre y el 2 de enero en las dos próximas temporadas. Aun así, el 2 de enero de 2016 se jugarán tres partidos de Primera y tres de Segunda como excepción.

El convenio recoge otras curiosidades sobre la relación laboral de los futbolistas, como el reparto de los beneficios obtenidos por cromos o pegatinas con los jugadores de la liga, que van en un 65% a la LNFP y el 35% restante a la AFP. O el hecho de que los clubes deben poner a disposición de sus jugadores 20 localidades para amigos o familiares.

Emprendedores.



Lo que nunca te contaron sobre los autónomos

En un país con seis millones de parados, en un país donde otros tantos millones son mileuristas (si llegan), ser autónomo parece una salida razonable. Imaginemos a un profesional, digamos periodista, que factura mensualmente 2000 euros. Fantástico, es el doble de lo que cobra mucha gente. Además, como su única necesidad es un ordenador, no tiene unos gastos excesivos. Todo limpio. No hay alquiler de local (puede trabajar en casa), no tiene que pagar a proveedores (el ordenador se lo regaló su madre en Navidad), no tiene que pagar a empleados (él ya se apaña para escribir a cualquier hora de cualquier día).
Llega la hora de presentar la factura. 2000 euros más IVA (21%), igual a 2420 euros. Ahora resta el IRPF (21%), ósea, se queda en 2000 euros de nuevo. Pero como debe abonar trimestralmente el IVA generado a la Agencia Tributaria, en realidad su sueldo es de 1580 euros. Pero espera, el último día del mes debe pagar su cuota a la Seguridad Social. Pongamos que paga lo mínimo, es decir 261 euros. Por lo tanto su sueldo vuelve a disminuir, y se queda en 1319 euros. Aún no ha comprado ni un yogurt. A cambio tiene una base de cotización de unos 850 euros, lo que significa que cuando llegue la jubilación tendrá la pensión más baja. (Eso te pasa por cotizar lo mínimo, amigo). Por supuesto, no tiene derecho a paro. Estaría bueno.
Pero sigamos. Como la burocracia es tan oscura y laberíntica, el autónomo contrata a un gestor para que le lleve los papeles. Si es amiguete cobrará 60 euros al mes. La cosa va bajando. Ya quedan 1259 euros. Además, como si no escribe no cobra, el autónomo decide hacerse un seguro que le cubra baja por enfermedad. Contrata una póliza pequeña que sólo le cuesta 75 euros al mes. La cosa baja de nuevo, ya vamos por los 1184 euros. La verdad es que aún está por encima de los mil euros. No está mal.

Pero el autónomo, que es un burgés que se cree con el derecho a disfrutar de un mes de vacaciones para pasarlo con su familia, igual que cualquier trabajador por cuenta ajena (es decir, empleado), tiene que dejar de trabajar. Por lo tanto, hay un mes que no escribe. Pues no cobra. Entonces multiplica sus ingresos reales por 11 meses trabajados y los divide entre los doce meses que tiene el año. El resultado… 1084 euros. Vale, sigue siendo un privilegiado, aunque aún no ha comprado el pan.
Pero resulta que el mileurista por cuenta ajena tiene dos pagas extraordinarias. Diciembre y julio. El autónomo no. Así que para hacer un cálculo más real multiplica los 1084 euros por doce meses y los divide entre catorce pagas. El resultado… 930 euros.

Puede parecer exagerado, pero no lo es. Así están las cosas. Los autónomos son un colectivo abandonado a su suerte. Náufragos a la deriva de una crisis que nos ha golpeado a todos en la mismísima línea de flotación. Con la diferencia de que el autónomo no tiene bote salvavidas. No tiene los mismos derechos que cualquier trabajador. Si un mes, sus pagadores se retrasan en el pago, él tiene que seguir haciendo frente a sus obligaciones con el Estado. Debe abonar el IVA aunque no lo haya cobrado, si no lo hace sufrirá un recargo del 20% sobre la cantidad que sea. Si no paga a tiempo su cuota a la Seguridad Social, el recargo será del 5%…

El autónomo no disfruta de los cheques-comida con el que cada vez más empresas complementan el sueldo de sus empleados. El autónomo no tiene de un plan de pensiones privado, incluido en el sueldo de muchas empresas. El autónomo no puede permitirse un seguro de salud privado que le proteja frete a enfermedades que no cubre la Seguridad Social, como a millones de trabajadores por cuenta ajena. El autónomo pertenece a un colectivo tan heterodoxo que no tiene capacidad para unirse y reivindicar derechos mínimos, además no tendría tiempo para manifestarse si quiere sacar su negocio adelante cada mes.
El autónomo no es un emprendedor, es un héroe, un loco que confía en la fuerza de su trabajo, en su talento y destreza para poder llegar a fin de mes. Pero mientras que no se rebaje la desmedida presión que soporta, lo que debería ser la espina dorsal de una economía moderna, en la que el autotrabajo genere a su vez empleo, y gane terreno a las grandes y pesadas estructuras empresariales que mantienen sus objetivos a costa de despidos indiscriminados, no saldremos del siglo XX.


José Cabanach