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miércoles, 31 de diciembre de 2014
Ciutat morta (Ciudad muerta)
El caso más grave de torturas en Barcelona, silenciado por los medios
El documental 'Ciutat Morta', premiado en el festival de San Sebastián, se ha vetado en Catalunya hasta que la presión popular ha obligado a TV3 a programar su emisión.
Una imagen del documenta 'Ciutat Morta'.
ESPERANZA ESCRIBANO
BARCELONA.- Hace casi nueve años que Barcelona está muerta. La mataron su alcalde, el socialista Joan Clos,
su concejal de Seguridad, Jordi Hereu, la jueza instructora Carmen
García Martínez y los policías urbanos Bakari Samyang y Victor Bayona.
Es la tesis que sostiene Ciutat Morta, el documental que relata
uno de los más graves casos de corrupción policial, judicial y política
en la capital catalana y que encuentra su aval en el silencio de los
medios catalanes. A pesar de haber ganado el Festival de Málaga y el
premio del público en el Festival de San Sebastián, nadie en Catalunya
sabía nada de esta producción. Finalmente y gracias a la presión popular
a través de las redes, TV3 lo emitirá antes de que acabe enero.
La noche del 4 de febrero de 2006, la Guardia Urbana acudió a desalojar un teatro okupa en la calle Sant Pere Mes Baix, en el centro de Barcelona, donde se estaba celebrando una fiesta. Durante las cargas, empezaron a caer objetos del edificio. Una maceta impactó en la cabeza de uno de los agentes, que quedó en estado vegetal. La policía detuvo entonces a cinco personas a pie de calle y tres de ellas, de origen latinoamericano, fueron directas a la comisaría de Ciutat Vella en las Ramblas.
Allí fueron torturados Rodrigo Lanza, Juan Pintos y Álex Cisternas, según relatan los dos primeros en la cinta. La gravedad de las lesiones obligó a su traslado a urgencias. En el Hospital del Mar coincidieron con Patricia Heras, que había llegado allí por un accidente de bicicleta que había tenido con un amigo, Alfredo Pestenas, después de tomar unas copas. Uno de los policías la registró en la sala de espera y decidió detenerla junto a su compañero por un mensaje de texto sospechoso que encontró en su móvil.
La noche del 4 de febrero de 2006, la Guardia Urbana acudió a desalojar un teatro okupa en la calle Sant Pere Mes Baix, en el centro de Barcelona, donde se estaba celebrando una fiesta. Durante las cargas, empezaron a caer objetos del edificio. Una maceta impactó en la cabeza de uno de los agentes, que quedó en estado vegetal. La policía detuvo entonces a cinco personas a pie de calle y tres de ellas, de origen latinoamericano, fueron directas a la comisaría de Ciutat Vella en las Ramblas.
Allí fueron torturados Rodrigo Lanza, Juan Pintos y Álex Cisternas, según relatan los dos primeros en la cinta. La gravedad de las lesiones obligó a su traslado a urgencias. En el Hospital del Mar coincidieron con Patricia Heras, que había llegado allí por un accidente de bicicleta que había tenido con un amigo, Alfredo Pestenas, después de tomar unas copas. Uno de los policías la registró en la sala de espera y decidió detenerla junto a su compañero por un mensaje de texto sospechoso que encontró en su móvil.
Heras se suicidó en uno de sus permisos tirándose de un séptimo piso
El juicio no fue hasta 2008. Las condenas para los
siete acusados oscilaron entre los tres y los cinco años. La sentencia,
según Gonzalo Boye, abogado de Lanza, demostró la falsedad de los
hechos: “Si de verdad fueran responsables de intento de homicidio, les
habrían caído muchos más años, con esta chapuza intentan calmar los
ánimos”, explica. Los tres latinoamericanos salieron en libertad porque
habían cumplido los dos años de prisión preventiva que fija como máximo
el Código Penal. Pero el recurso que interpusieron al Tribunal Supremo
volvió a caer con todo su peso sobre ellos; el pleno agravó las penas y
volvieron a prisión.
Patricia Heras entró en la cárcel tras el juicio. En abril de 2011, cuando acababa de obtener el tercer grado, se suicidó en uno de sus permisos tirándose de un séptimo piso. Apenas tres semanas después, estallaba el 15-M. Xapo Ortega y Xavier Artigas conocieron la historia en Plaza Catalunya y empezaron a trabajar en ella con la idea de producir un vídeo de 20 minutos que acabó convirtiéndose en un documental de más de dos horas.
“Durante mucho tiempo el caso del 4-F era una pintada en la pared”, relata Artigas. Cuando conocieron los detalles se quedaron impresionados. En octubre de ese año, los dos policías implicados que dieron palizas a los detenidos fueron condenados por otro caso de torturas. La víctima era Yuri Jardine, un ciudadano de Trinidad y Tobago al que Samyang y Barona torturaron en la comisaría de la Zona Franca en 2006. Jardine, hijo del cónsul de Trinidad y Tobago en Noruega, estudiaba en Barcelona y su pecado fue encararse a los policías en una discoteca cuando intentaban ligar con su amiga, acosándola, durante una noche fuera de servicio.
Patricia Heras entró en la cárcel tras el juicio. En abril de 2011, cuando acababa de obtener el tercer grado, se suicidó en uno de sus permisos tirándose de un séptimo piso. Apenas tres semanas después, estallaba el 15-M. Xapo Ortega y Xavier Artigas conocieron la historia en Plaza Catalunya y empezaron a trabajar en ella con la idea de producir un vídeo de 20 minutos que acabó convirtiéndose en un documental de más de dos horas.
“Durante mucho tiempo el caso del 4-F era una pintada en la pared”, relata Artigas. Cuando conocieron los detalles se quedaron impresionados. En octubre de ese año, los dos policías implicados que dieron palizas a los detenidos fueron condenados por otro caso de torturas. La víctima era Yuri Jardine, un ciudadano de Trinidad y Tobago al que Samyang y Barona torturaron en la comisaría de la Zona Franca en 2006. Jardine, hijo del cónsul de Trinidad y Tobago en Noruega, estudiaba en Barcelona y su pecado fue encararse a los policías en una discoteca cuando intentaban ligar con su amiga, acosándola, durante una noche fuera de servicio.
TV3 rechazó la coproducción cuando terminaron las grabaciones y volvieron a refutarla cuando ganaron en Málaga
Pero en el caso del 4-F, la jueza García Martínez nunca
tuvo en cuenta las denuncias de los detenidos, algo que hubiera
cambiado el curso de los hechos según Boye. La magistrada archivó las
denuncias agregando: “Aunque vengan mil más como usted, yo voy a creer a
la Policía”.
La condena a los agentes reavivó la idea del documental. Eso y las declaraciones del entonces alcalde de Barcelona, Joan Clos, que el 5 de febrero de 2006 afirmó que el agente herido había recibido en la nuca el impacto de una maceta que se lanzó desde el edificio. Esa versión, que hubiera absuelto a los condenados —detenidos a pie de calle—, cambió tiempo después. Clos se desdijo y convirtió la maceta en una piedra tirada desde el asfalto. En el juicio, cuatro peritos médicos rechazaron la hipótesis de la piedra por cómo cayó el agente. El tribunal se opuso a que el exalcalde declarara, petición que había realizado la defensa.
Tampoco tuvieron mucha suerte Ortega y Artigas al intentar recoger la versión policial y política del caso. “Los pocos guardias urbanos que nos respondieron no querían decir nada aunque estuvieran molestos”, explica Artigas. Este diario ha intentado ponerse en contacto con Joan Clos, Jordi Hereu y algún otro miembro del PSC, de la Guardia Urbana y del Ayuntamiento de Barcelona, sin éxito.
Contar la historia de las víctimas también fue tarea ardua para los directores de Metromuster, la productora de Ciutat Morta. La muerte de Heras era reciente. Cisternas, que por ser más mayor estuvo encarcelado en La Modelo, lo pasó tan mal que no quiso hablar. Pestenas, el amigo de Heras, tampoco. Ambos pidieron el indulto por su orientación sexual y aunque se trataba de casos gemelos, a él se lo otorgaron, pero a ella no. El suicidio le destrozó para siempre.
Corrupción policial
A pesar de la gravedad de los hechos, en Metromuster no tienen la sensación de haber desmontado uno de los casos más oscuros de corrupción policial en Catalunya. Más bien, la sensación es la de haber arrojado luz sobre “una práctica sistemática”, acusa Artigas. Y apunta a que el silencio, tanto de los implicados como de los medios, es un claro indicio “de que tienen algo que ocultar”.
Aunque Artigas medita que ahora los cuerpos policiales están más controlados, las palizas son “tácticas habituales”. Especialmente en la Guardia Urbana, que patrulla de noche y “tiene una forma mafiosa de tratar con lo que ellos consideran lumpen”, sostiene el cineasta. Manuel Delgado, profesor de Antropología Social en la Universidad de Barcelona, explicaba a Metromuster que en este cuerpo hubo una continuidad absoluta entre el franquismo y la democracia: “no hubo ni renovación de cargos, hasta los manuales de actuación eran los mismos”.
La condena a los agentes reavivó la idea del documental. Eso y las declaraciones del entonces alcalde de Barcelona, Joan Clos, que el 5 de febrero de 2006 afirmó que el agente herido había recibido en la nuca el impacto de una maceta que se lanzó desde el edificio. Esa versión, que hubiera absuelto a los condenados —detenidos a pie de calle—, cambió tiempo después. Clos se desdijo y convirtió la maceta en una piedra tirada desde el asfalto. En el juicio, cuatro peritos médicos rechazaron la hipótesis de la piedra por cómo cayó el agente. El tribunal se opuso a que el exalcalde declarara, petición que había realizado la defensa.
Tampoco tuvieron mucha suerte Ortega y Artigas al intentar recoger la versión policial y política del caso. “Los pocos guardias urbanos que nos respondieron no querían decir nada aunque estuvieran molestos”, explica Artigas. Este diario ha intentado ponerse en contacto con Joan Clos, Jordi Hereu y algún otro miembro del PSC, de la Guardia Urbana y del Ayuntamiento de Barcelona, sin éxito.
Contar la historia de las víctimas también fue tarea ardua para los directores de Metromuster, la productora de Ciutat Morta. La muerte de Heras era reciente. Cisternas, que por ser más mayor estuvo encarcelado en La Modelo, lo pasó tan mal que no quiso hablar. Pestenas, el amigo de Heras, tampoco. Ambos pidieron el indulto por su orientación sexual y aunque se trataba de casos gemelos, a él se lo otorgaron, pero a ella no. El suicidio le destrozó para siempre.
Corrupción policial
A pesar de la gravedad de los hechos, en Metromuster no tienen la sensación de haber desmontado uno de los casos más oscuros de corrupción policial en Catalunya. Más bien, la sensación es la de haber arrojado luz sobre “una práctica sistemática”, acusa Artigas. Y apunta a que el silencio, tanto de los implicados como de los medios, es un claro indicio “de que tienen algo que ocultar”.
Aunque Artigas medita que ahora los cuerpos policiales están más controlados, las palizas son “tácticas habituales”. Especialmente en la Guardia Urbana, que patrulla de noche y “tiene una forma mafiosa de tratar con lo que ellos consideran lumpen”, sostiene el cineasta. Manuel Delgado, profesor de Antropología Social en la Universidad de Barcelona, explicaba a Metromuster que en este cuerpo hubo una continuidad absoluta entre el franquismo y la democracia: “no hubo ni renovación de cargos, hasta los manuales de actuación eran los mismos”.
Amnistía Internacional publicaba en noviembre de 2007 un durísimo informe sobre la impunidad de los agentes en casos de tortura. Muchas de las investigaciones que la ONG examinó revelaban “falta de imparcialidad y objetividad”. Cargaba también contra el poder judicial, afirmando que las investigaciones de presuntos malos tratos “corren a cargo de jueces de instrucción que reciben ayuda de la policía judicial” y en algunos casos “se asigna a un agente del mismo cuerpo que los presuntos autores de los malos tratos, a la investigación de la denuncia contra ellos”.
Salvo los condenados por los GAL, todos los policías del Estado condenados por malos tratos han sido siempre indultados por el Gobierno. Artigas se pregunta retóricamente en este sentido: “¿A cuántos negros tienes que torturar hasta encontrarte con el hijo de un diplomático?”
El cambio al que apunta Artigas se observa en el caso de Ciutat Morta. El gobierno denegaba hace dos semanas el indulto a Samyang y Barona por las torturas a Jardine; por primera vez dos agentes cumplirán condena —de dos años y tres meses— por torturas, aunque entre la sentencia y la resolución del indulto no hayan tenido que entrar en prisión. Pero todavía quedan renovaciones pendientes: el diario La Directa, que ha seguido el caso desde el principio, denunciaba esta semana que los agentes, de 34 y 38 años, acaban de obtener la jubilación. Recibirán una pensión vitalicia de entre 1.600 y 1.800 euros mensuales.
El caso de la Guardia Urbana no es aislado. El informe de Amnistía Internacional pide medidas efectivas al gobierno para poner fin “a la impunidad de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley”. Artigas estima que aunque la mala fama “la llevan los Mossos”, porque en un determinado momento se instalan cámaras en las comisarías, las brutales palizas de la Guardia Urbana se producen cuando los agentes tienen la certeza de que nadie les vigila. Sus abusos sólo salen a la luz “donde hay una sociedad civil más organizada”.
La censura del documental en Catalunya
Ciutat Morta se produjo gracias a una campaña de crowdfunding con la que sus creadores obtuvieron 4.700 euros, invirtieron todos sus ratos libres durante casi dos años y contaron con el trabajo voluntario de decenas de personas. No obtuvieron subvenciones ni la oportunidad de coproducir la cinta. A pesar de las dificultades, consiguieron estrenarla invadiendo un cine abandonado de Via Laietana en junio de 2013.
Pero la noticia no apareció en ningún medio de comunicación catalán, más allá de algún titular que hablaba de la ocupación del cine y no del contenido del documental. Metromuster intentó entonces la distribución a través de festivales, cambió el título “4F, ni olvido ni perdón”, por Ciutat Morta –la mayoría de festivales exigen a las candidatas que se estrenen durante el certamen— y cosechó éxitos totalmente inesperados. Ganó el MiradasDoc de Tenerife y poco después, la Biznaga de Plata en el Festival de Málaga.
El triunfo fue tal que el festival de San Sebastián les escribió directamente pidiendo que presentaran la solicitud porque tenían la posibilidad de ser seleccionados. Tanto es así que ganaron el premio del público. Pero una vez más, ningún medio catalán se hizo eco de la noticia. A pesar de que Ciutat Morta competía en la sección Made in Spain con largometrajes como Ocho apellidos vascos, en TV3 se habló de las otras cinco producciones catalanas que se presentaban al festival, pero nunca de Ciutat Morta. Todo lo que obtuvieron fue una pequeña entrevista en la emisora 324.
“Podemos hablar de censura pura y dura”, sentencia Artigas. A pesar de mandar notas de prensa y ganar premios en los festivales más importantes del cine español, nunca tuvieron cabida en la agenda informativa. La presión, después del Festival de San Sebastián, consiguió que medios como La Vanguardia publicaran reportajes en la sección de Cultura.
El caso más flagrante fue el de TV3. La televisión pública rechazó la coproducción cuando terminaron con las grabaciones, desestimó la compra cuando finalizaron la edición y volvieron a refutarla cuando ganaron en Málaga. Con su enfado y la comunidad que han creado en las redes sociales, hicieron trending topic el hashtag #TV3censura, al que la cadena contestó con un tuit en el que aseguraba que el documental se emitiría antes de que acabara 2014.
Artigas: "El silencio, tanto de los implicados como de los medios, es un claro indicio “de que tienen algo que ocultar”
Las negociaciones posteriores con TV3 duraron tres
meses en los que los directores se sintieron mareados. Antes de firmar
ningún contrato, les prometieron buscar un hueco a la película en la
parrilla que no encontraron hasta verano de 2015. Indignados,
decidieron retomar las conversaciones con Canal +, a quienes habían
rechazado. “Queríamos que la película se emitiera en una televisión
pública”, defiende Artigas. En el trascurso de esas negociaciones, Metromuster recibió la llamada de David Fernández, diputado de la CUP, que les pedía información sobre los últimos hechos para preguntar por el silencio de TV3 en una comisión de control. Todo se desencadenó a la velocidad de la luz: cuando Fernández preguntó a Eugeni Sallent, director de la Televisión de Catalunya, por el retraso en la emisión, Sallent negó cualquier contacto con la productora más allá de la primera oferta de coproducción que rechazaron. Entonces, Fernández mostró la fotocopia del tuit en el que TV3 aseguraba que la emitiría.
Además, Metromuster tenía varios correos electrónicos que demostraban los contactos y anunciaron que publicarían un vídeo en el que desmentían la negación de Sallent en el Parlament. El mismo día en que iban a publicarlo, recibieron la llamada de la cadena que, a cambio de que no publicaran el vídeo, les ofrecía firmar un contrato en 48 horas. Finalmente, Ciutat Morta se emitirá en TV3 antes del 31 de enero de 2015 y la productora recibirá 3.000 euros por su cesión.
Entre la justicia y la venganza
Cuando Artigas y Ortega empezaron a grabar el documental, le hicieron una primera entrevista a Rodrigo Lanza, en la que le preguntaron si creía en la justicia. Respondió que confiaba en una idea de justicia a nivel moral o histórico, que no se correspondía con la institucional. “En ese momento pensamos que la película hablaría de eso”, explica Artigas. Pero la entrevista no se grabó bien y la repitieron cuando Lanza ya había salido de la cárcel. Volvieron a hacerle la misma pregunta, pensando en que repetiría la respuesta. Pero no fue así.
“No sé si hay justicia, pero si la hay, no está en los juzgados. Ya ni siquiera me importa. A veces, busco venganza”, contestaba Lanza en el documental. Y Artigas coincide en que la película buscaba, como él, una venganza simbólica. Ciutat Morta quiere “escrachear a los culpables con nombres y apellidos”, sentencia Artigas. Tras conocer la condena a los agentes de policía, tiene la sensación de estar “al final de una época” y que “las cosas van a cambiar”.
Los responsables también fueron, en parte, los médicos que trataron a los detenidos. Artigas comenta que el Hospital del Mar es el cuarto centro al que llegan después de las torturas. “Es bastante probable que buscaran a un médico afín”, aclara, “trabajan con un personal que deja entrar a los policías a las revisiones médicas, algo ilegal”. “Si un médico te pregunta cómo te has hecho eso y el policía que te ha pegado la paliza está ahí, no lo vas a contar”, asegura Artigas.
A pesar de todas las trabas, Metromuster confía en que la emisión del documental en TV3 selle la historia con un final relativamente feliz. “Que llegue al mainstream, que lo vea gente normal que nunca se metería a un cine ocupado y vea cómo funciona su país”, anhela el director. Aunque la relación con la cadena pública haya sido tensa, Metromuster agradece que TV3, “que todavía tiene el estatus de medio que dice la verdad”, haya acabado contratando su emisión.
Lo que ocurra después, es territorio por abonar. Pero Artigas tiene claro que no quiere volver a trabajar en las condiciones en las que lo ha hecho: “A veces pareces un héroe por hacer una peli con 4.000 euros” constata, “y para nosotros no es nada el modelo”. No quieren volver a verse en una situación similar “porque parece que hacemos apología de la autoprecarización y no la queremos para nada”. Aunque reconoce que han llorado mucho y que el documental se convirtió en una pesadilla en algunos momentos, sonríe cuando se le pregunta si lo volvería a hacer: “Es más importante que se conozca el caso, los activistas sacamos de ahí la energía”.
Trailer de Ciutat morta (Ciudad muerta) subtitulado en inglés (HD)
El Gobierno catalán reparte 1,5 millones en dietas a sus altos cargos.
EL PARLAMENT PIDIÓ LA SUSPENSIÓN DE SOBRESUELDOS
El Gobierno catalán reparte 1,5 millones en dietas a sus altos cargos
La pregunta es: ¿se puede cobrar más de 500 euros por una reunión de un par de horas (básicamente para hablar de cosas de poca importancia) mientras se eliminan camas de hospitales que pueden salvar vidas? Es más: ¿se puede repetir periódicamente esas reuniones para engrosar sobresueldos de escándalo? Pues parece que sí.
La política catalana demuestra que, mientras los límites de la pobreza se disparan, algunos se llenan los bolsillos de manera obscena. Y es que, en aras de la austeridad oficial, se han aplicado recortes sin precedentes, entre otras cosas eliminando una paga extraordinaria a los empleados públicos. A los altos cargos, sin embargo, esos recortes le suponen poco: bajo mano, reciben mucho más que una paga extraordinaria.
La consejería de Territorio es la que se lleva la palma: repartió más de 550.000 euros en dietas, seguida por Economía, con más de 304.000 euros, Gobernación, con más de 250.000 euros, y Empresa y Empleo, con 161.000 eurosLa consejería de Territorio es la que se lleva la palma: repartió más de 550.000 euros en dietas, seguida por Economía, con más de 304.000 euros, Gobernación (con más de 250.000 euros) y Empresa y Empleo, con 161.000 euros. ¿En concepto de qué? Por una banalidad: en las consejerías del Gobierno hay empresas y organismos públicos. Y los altos cargos, que han de formar parte de sus consejos de administración por mor de su naturaleza pública y de las responsabilidades que tienen por ser miembros de la Administración, reciben un sobresueldo por acudir a reuniones de ese organismo. Pueden tener una o dos reuniones al año o doce a lo sumo. Pero por ello, y dependiendo del organismo, se embolsan suculentas cantidades. Al margen de sus sueldos oficiales, que jamás bajan de los 80.000 euros anuales, claro.Se trata, en definitiva, de una elite política que mantiene sus privilegios bajo viento y marea. Precisamente la moción 169/X aprobada en el último pleno del Parlamento catalán reiteraba la resolución 707/X que pedía que se suspendiesen este tipo de pagos por asistencia a órganos colegiados de altos cargos del Gobierno, personal de confianza y trabajadores de la Administración. Como quien oye llover. La Generalitat jamás tuvo intención de eliminar los sobresueldos de su personal de alto nivel, a pesar de que fuese el propio Parlamento quien lo ordenase. Otras resoluciones parlamentarias, en cambio, provocan una ofensiva gubernamental en todos los frentes. Pero, en este caso, se toca el bolsillo de un puñado de privilegiados y la Generalitat no está dispuesta a enmendar la situación.
La elite de los privilegiados
Por organismos, el Centro de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (CTTI), un organismo que depende de Empresa y Empleo, se lleva la palma: los integrantes de su consejo de administración se llevaron nada menos que 113.500 euros en dietas durante el año que ahora termina. Para hacernos una idea, el consejo de administración de la empresa pública Servicio de Emergencias Médicas (SEM) sólo repartió algo más de 5.600 euros en dietas.
También la junta de Gobierno del Instituto Catalán de Finanzas (ICF), el embrión de lo que sería el futuro banco público catalán en caso de independencia, maneja cifras importantes: sus miembros se repartieron en dietas algo más de 95.000 euros, a razón de 540,9 euros por cada reunión a la que asistieron. El dinero se lo repartieron un total de 16 personas. Y en una situación parecida se encuentra la cúpula de la empresa pública Infraestructures de Catalunya, la heredera de Gisa, la sociedad que controla toda la obra pública de la comunidad: sus miembros cobran 627,45 euros por reunión. De esa manera, costaron a las arcas públicas un total de casi 98.999 euros.
Las entidades que controlan transportes son también claves en la recepción de sobresueldos. Ifercat, el organismo del transporte ferroviario, tiene un consejo de administración cuyos 8 miembros se embolsaron más de 36.000 euros. Y los 20 integrantes del consejo de Ferrocarriles de la Generalitat (algunos de ellos también en Ifercat) se llevaron casi 31.000 euros. Incluso la quebrada Agencia Catalana del Agua (ACA) reparte la lotería en forma de dietas: pagó a altos cargos más de 48.000 euros por dietas. Está visto que los números rojos no importan si afectan al erario público.
jueves, 25 de diciembre de 2014
martes, 23 de diciembre de 2014
domingo, 14 de diciembre de 2014
Señor presidente.
Pérez-Reverte revoluciona las redes sociales en su “A
ver si lo he entendido, presidente” y los bárbaros de Cavafis
“PARA ESTO, QUE NOS INVADAN LOS BÁRBAROS DE UNA PUTA
VEZ. QUE TODO SE VAYA AL CARAJO Y EL SENTIDO COMÚN RECONOZCA A LOS SUYOS. SI
QUEDAN”, CIERRA EL ESCRITOR
A ver si lo
he entendido, señor presidente... Hasta por morirme debo pagar un 21 %... A ver
si lo entiendo. Insisto.
Alemania tiene 80 millones de fulanos y 150.000 políticos. España, 47 millones y 445.000 políticos. Sin contar asesores, cómplices y colegas. O en Alemania faltan políticos, o aquí sobran. Si en Alemania faltan, apenas tengo nada que decir. Si en España sobran, tengo algunas preguntas. Señor presidente.
¿Para qué sirven 390 senadores (con la brillantez media y la eficacia política media de un Iñaki Anasagasti, por ejemplo)? Subpregunta: si un concejal de Villacantos del Botijo, por ejemplo, necesita contratar a 15 asesores... ¿Para qué puñetas sirve ese concejal, aparte de para dar de comer a numerosos compadres y parientes?
¿Para qué sirven 1.206 parlamentarios autonómicos y 1.031 diputados provinciales? ¿Sabe usted lo que cobra toda esa gente? ¿Y lo que come? Ese tinglado regional, repartido en diecisiete chiringuitos distintos, duplicados, nos cuesta al año 90.000 millones de euros. Con ahorrar sólo la mitad... Eche usted cuentas, señor presidente. Que yo soy de Letras.
En vista de eso, ¿cómo es posible que el Gobierno de este putiferio de sangüijuelas y sangüijuelos se la endiñe a las familias y no a ellos? Que en vez de sangrar a esa chusma, se le endiñe a la Dependencia, a la Sanidad, a la Educación, a la Cultura, al pequeño comercio? ¿A la gente que de verdad lucha y trabaja, en vez de a esa casta golfa, desvergonzada y manifiestamente incompetente?
A ese negocio autonómico absurdo e insostenible, del que tanta gentuza lleva viviendo holgadamente desde hace más de treinta años. 17 parlamentos, 17 defensores del pueblo, embajadas propias, empresas, instituciones. Negocios casi privados (o sin casi) con dinero público. El único consuelo es que a esa pandilla depredadora la hemos ido votando nosotros. No somos inocentes. Son proyección y criaturas nuestras.
Treinta años engordándolos con nuestra imbecilidad y abulia política. Cuando no con complicidad ciudadana directa: Valencia, Andalucía... Con unos tribunales de Justicia cuando no politizados o venales, a menudo lentos y abúlicos. El golfo, impune. Y el ciudadano, indefenso. Esos políticos de todo signo (hasta sindicalistas, rediós) puestos en cajas de ahorros para favorecer a partidos y amiguetes. Impunes, todos.
Me creeré a un presidente de Gobierno, sea del color que sea, cuando confiese públicamente que este Estado-disparate es insostenible. Cuando alguien diga, señor presidente, mirándonos a los ojos, "voy a luchar por un gran pacto de Estado con la oposición"; "me voy a cargar esta barbaridad, racionalizándola, reduciéndola, controlándola, adecuándola a lo real y necesario"; "voy a desmontarles el negocio a todos los que pueda. Y a los que no pueda, a limitárselo al máximo. A lo imprescindible"; "aquí hay dos autonomías históricas que tendrán algo más de cuartelillo, dentro de un orden. Y el resto, a mamarla a Parla".
"Y el que quiera entrar en política para servir al pueblo, que se lo pague de su bolsillo".
Pero dudo que haga eso, señor presidente. Es tan prisionero de su propia chusma político-autonómica como el PSOE lo es de la suya. Ese toque de jacobinismo es ya imposible. Tiene gracia. No paran de hablar de soberanía respecto a Europa quienes son incapaces de ejercerla en su propio país. Sobre sus políticos. Dicho en corto, señor presidente: no hay cojones. Seguirán pagándolo los mismos, cada vez más, y seguirán disfrutándolo los de siempre. El negocio autonómico beneficia a demasiada gente.
Usted, señor presidente, como la oposición si gobernara, como cualquiera que lo haga en España, seguirá yendo a lo fácil. A cargar a una población triturada, con cinco millones de parados, lo que no se atreven a cargar sobre sus desvergonzados socios y compadres. Seguirá haciéndonos aun más pobres, menos sanos, menos educados. Hasta el ocio para olvidarlo y la cultura para soportarlo serán imposibles.
Así que cuando lo pienso, a veces se me va la olla y me veo deseando una intervención exterior. Que le vayan a frau Merkel con derechos históricos, defensores del pueblo, inmersiones lingüísticas, embajadas y golferías autonómicas. De tanto reírse, le dará un ataque de hipo. De hippen, o como se diga allí.
Lo escribía el poeta Cavafis en Esperando a los bárbaros. Quizá los bárbaros traigan una solución, después de todo. Para esto, que nos invadan los bárbaros de una puta vez. Que todo se vaya al carajo y el Sentido Común reconozca a los suyos. Si quedan.
Recristo
. Qué a gusto me he quedado esta tarde, señor presidente. Lola acaba de abrir el bar. Esta noche me emborracho. Como Gardel en el tango.. Fiera venganza la del tiempo. Parece un título de Lope de Vega. Un tango adecuado para este pasaje".
Alemania tiene 80 millones de fulanos y 150.000 políticos. España, 47 millones y 445.000 políticos. Sin contar asesores, cómplices y colegas. O en Alemania faltan políticos, o aquí sobran. Si en Alemania faltan, apenas tengo nada que decir. Si en España sobran, tengo algunas preguntas. Señor presidente.
¿Para qué sirven 390 senadores (con la brillantez media y la eficacia política media de un Iñaki Anasagasti, por ejemplo)? Subpregunta: si un concejal de Villacantos del Botijo, por ejemplo, necesita contratar a 15 asesores... ¿Para qué puñetas sirve ese concejal, aparte de para dar de comer a numerosos compadres y parientes?
¿Para qué sirven 1.206 parlamentarios autonómicos y 1.031 diputados provinciales? ¿Sabe usted lo que cobra toda esa gente? ¿Y lo que come? Ese tinglado regional, repartido en diecisiete chiringuitos distintos, duplicados, nos cuesta al año 90.000 millones de euros. Con ahorrar sólo la mitad... Eche usted cuentas, señor presidente. Que yo soy de Letras.
En vista de eso, ¿cómo es posible que el Gobierno de este putiferio de sangüijuelas y sangüijuelos se la endiñe a las familias y no a ellos? Que en vez de sangrar a esa chusma, se le endiñe a la Dependencia, a la Sanidad, a la Educación, a la Cultura, al pequeño comercio? ¿A la gente que de verdad lucha y trabaja, en vez de a esa casta golfa, desvergonzada y manifiestamente incompetente?
A ese negocio autonómico absurdo e insostenible, del que tanta gentuza lleva viviendo holgadamente desde hace más de treinta años. 17 parlamentos, 17 defensores del pueblo, embajadas propias, empresas, instituciones. Negocios casi privados (o sin casi) con dinero público. El único consuelo es que a esa pandilla depredadora la hemos ido votando nosotros. No somos inocentes. Son proyección y criaturas nuestras.
Treinta años engordándolos con nuestra imbecilidad y abulia política. Cuando no con complicidad ciudadana directa: Valencia, Andalucía... Con unos tribunales de Justicia cuando no politizados o venales, a menudo lentos y abúlicos. El golfo, impune. Y el ciudadano, indefenso. Esos políticos de todo signo (hasta sindicalistas, rediós) puestos en cajas de ahorros para favorecer a partidos y amiguetes. Impunes, todos.
Me creeré a un presidente de Gobierno, sea del color que sea, cuando confiese públicamente que este Estado-disparate es insostenible. Cuando alguien diga, señor presidente, mirándonos a los ojos, "voy a luchar por un gran pacto de Estado con la oposición"; "me voy a cargar esta barbaridad, racionalizándola, reduciéndola, controlándola, adecuándola a lo real y necesario"; "voy a desmontarles el negocio a todos los que pueda. Y a los que no pueda, a limitárselo al máximo. A lo imprescindible"; "aquí hay dos autonomías históricas que tendrán algo más de cuartelillo, dentro de un orden. Y el resto, a mamarla a Parla".
"Y el que quiera entrar en política para servir al pueblo, que se lo pague de su bolsillo".
Pero dudo que haga eso, señor presidente. Es tan prisionero de su propia chusma político-autonómica como el PSOE lo es de la suya. Ese toque de jacobinismo es ya imposible. Tiene gracia. No paran de hablar de soberanía respecto a Europa quienes son incapaces de ejercerla en su propio país. Sobre sus políticos. Dicho en corto, señor presidente: no hay cojones. Seguirán pagándolo los mismos, cada vez más, y seguirán disfrutándolo los de siempre. El negocio autonómico beneficia a demasiada gente.
Usted, señor presidente, como la oposición si gobernara, como cualquiera que lo haga en España, seguirá yendo a lo fácil. A cargar a una población triturada, con cinco millones de parados, lo que no se atreven a cargar sobre sus desvergonzados socios y compadres. Seguirá haciéndonos aun más pobres, menos sanos, menos educados. Hasta el ocio para olvidarlo y la cultura para soportarlo serán imposibles.
Así que cuando lo pienso, a veces se me va la olla y me veo deseando una intervención exterior. Que le vayan a frau Merkel con derechos históricos, defensores del pueblo, inmersiones lingüísticas, embajadas y golferías autonómicas. De tanto reírse, le dará un ataque de hipo. De hippen, o como se diga allí.
Lo escribía el poeta Cavafis en Esperando a los bárbaros. Quizá los bárbaros traigan una solución, después de todo. Para esto, que nos invadan los bárbaros de una puta vez. Que todo se vaya al carajo y el Sentido Común reconozca a los suyos. Si quedan.
Recristo
. Qué a gusto me he quedado esta tarde, señor presidente. Lola acaba de abrir el bar. Esta noche me emborracho. Como Gardel en el tango.. Fiera venganza la del tiempo. Parece un título de Lope de Vega. Un tango adecuado para este pasaje".
domingo, 30 de noviembre de 2014
martes, 25 de noviembre de 2014
lunes, 24 de noviembre de 2014
miércoles, 19 de noviembre de 2014
domingo, 16 de noviembre de 2014
domingo, 19 de octubre de 2014
Sueldos de crisis.
Liga Nacional de Fútbol Profesional (LNFP)
Sueldo mínimo en Primera:
129.000 euros al año.
- El convenio colectivo se aprobó el pasado 25 de julio
El BOE
recoge hoy el convenio
colectivo para
futbolistas profesionales que la Liga Nacional de Fútbol Profesional (LNFP) y
la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) firmaron el pasado 25 de julio. El
documento es similar al de otros
convenios, aunque con
algunas características especiales, como las vinculadas a primas o cesiones, y
un salario mínimo más elevado, en consonancia con los precios del mercado
futbolístico.
En concreto,
cada futbolista de Primera División tiene derecho a cobrar un mínimo de 129.000
euros al año (64.500 para los de Segunda), que incluye -además de otras
variables- un salario mensual de 5.375 euros para Primera y 3.335 para
Segunda. Estas cuantías se actualizarán cada temporada con el IPC. Su
nómina incluye otras variables como los pluses de antigüedad, las primas por
partidos o los derechos de imagen. Los jugadores, además, cobrarán el 15% del
precio en el que se valore su cesión a otros equipos.
Como en
muchas otras profesiones, los futbolistas tienen 30 días naturales de
vacaciones, trabajan siete horas al día -entre entrenamientos,partidos,
reuniones- y un día y medio, como mínimo, de descanso. Están obligados, si el
club así lo considera, a participar en concentraciones de hasta 36 horas
previas a un partido en casa y 72 en los encuentros en campo contrario.
Descansarán
los días festivos siempre y cuando no coincidan con el día de partido y los dos
anteriores (tres, en
caso de encuentros fuera de casa). En todo caso, el convenio establece que se
respetarán las Navidades. No se celebrarán encuentros entre el 23 de
diciembre y el 2 de enero en las dos próximas temporadas. Aun así, el 2 de
enero de 2016 se jugarán tres partidos de Primera y tres de Segunda como
excepción.
El convenio
recoge otras curiosidades sobre la relación laboral de los futbolistas, como el
reparto de los beneficios obtenidos por cromos o pegatinas con los
jugadores de la liga, que van en un 65% a la LNFP y el 35% restante a la AFP. O
el hecho de que los clubes deben poner a disposición de sus jugadores 20
localidades para amigos o familiares.
Emprendedores.
Lo que nunca te contaron sobre
los autónomos
En un país
con seis millones de parados, en un país donde otros tantos millones son
mileuristas (si llegan), ser autónomo parece una salida razonable. Imaginemos a
un profesional, digamos periodista, que factura mensualmente 2000 euros. Fantástico,
es el doble de lo que cobra mucha gente. Además, como su única necesidad es un
ordenador, no tiene unos gastos excesivos. Todo limpio. No hay alquiler de
local (puede trabajar en casa), no tiene que pagar a proveedores (el ordenador
se lo regaló su madre en Navidad), no tiene que pagar a empleados (él ya se
apaña para escribir a cualquier hora de cualquier día).
Llega la
hora de presentar la factura. 2000 euros más IVA (21%), igual a 2420 euros.
Ahora resta el IRPF (21%), ósea, se queda en 2000 euros de nuevo. Pero como
debe abonar trimestralmente el IVA generado a la Agencia Tributaria, en
realidad su sueldo es de 1580 euros. Pero espera, el último día del mes debe
pagar su cuota a la Seguridad Social. Pongamos que paga lo mínimo, es decir 261
euros. Por lo tanto su sueldo vuelve a disminuir, y se queda en 1319 euros. Aún
no ha comprado ni un yogurt. A cambio tiene una base de cotización de unos 850
euros, lo que significa que cuando llegue la jubilación tendrá la pensión más
baja. (Eso te pasa por cotizar lo mínimo, amigo). Por supuesto, no tiene
derecho a paro. Estaría bueno.
Pero
sigamos. Como la burocracia es tan oscura y laberíntica, el autónomo contrata a
un gestor para que le lleve los papeles. Si es amiguete cobrará 60 euros al
mes. La cosa va bajando. Ya quedan 1259 euros. Además, como si no escribe no
cobra, el autónomo decide hacerse un seguro que le cubra baja por enfermedad.
Contrata una póliza pequeña que sólo le cuesta 75 euros al mes. La cosa baja de
nuevo, ya vamos por los 1184 euros. La verdad es que aún está por encima de los
mil euros. No está mal.
Pero el
autónomo, que es un burgés que se cree con el derecho a disfrutar de un mes de
vacaciones para pasarlo con su familia, igual que cualquier trabajador por
cuenta ajena (es decir, empleado), tiene que dejar de trabajar. Por lo tanto,
hay un mes que no escribe. Pues no cobra. Entonces multiplica sus ingresos
reales por 11 meses trabajados y los divide entre los doce meses que tiene el
año. El resultado… 1084 euros. Vale, sigue siendo un privilegiado, aunque aún
no ha comprado el pan.
Pero resulta
que el mileurista por cuenta ajena tiene dos pagas extraordinarias. Diciembre y
julio. El autónomo no. Así que para hacer un cálculo más real multiplica los
1084 euros por doce meses y los divide entre catorce pagas. El resultado… 930
euros.
Puede
parecer exagerado, pero no lo es. Así están las cosas. Los autónomos son un
colectivo abandonado a su suerte. Náufragos a la deriva de una crisis que nos
ha golpeado a todos en la mismísima línea de flotación. Con la diferencia de
que el autónomo no tiene bote salvavidas. No tiene los mismos derechos que
cualquier trabajador. Si un mes, sus pagadores se retrasan en el pago, él tiene
que seguir haciendo frente a sus obligaciones con el Estado. Debe abonar el IVA
aunque no lo haya cobrado, si no lo hace sufrirá un recargo del 20% sobre la
cantidad que sea. Si no paga a tiempo su cuota a la Seguridad Social, el
recargo será del 5%…
El autónomo
no disfruta de los cheques-comida con el que cada vez más empresas complementan
el sueldo de sus empleados. El autónomo no tiene de un plan de pensiones
privado, incluido en el sueldo de muchas empresas. El autónomo no puede
permitirse un seguro de salud privado que le proteja frete a enfermedades que
no cubre la Seguridad Social, como a millones de trabajadores por cuenta ajena.
El autónomo pertenece a un colectivo tan heterodoxo que no tiene capacidad para
unirse y reivindicar derechos mínimos, además no tendría tiempo para
manifestarse si quiere sacar su negocio adelante cada mes.
El autónomo
no es un emprendedor, es un héroe, un loco que confía en la fuerza de su
trabajo, en su talento y destreza para poder llegar a fin de mes. Pero mientras
que no se rebaje la desmedida presión que soporta, lo que debería ser la espina
dorsal de una economía moderna, en la que el autotrabajo genere a su vez
empleo, y gane terreno a las grandes y pesadas estructuras empresariales que
mantienen sus objetivos a costa de despidos indiscriminados, no saldremos del
siglo XX.
José
Cabanach
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